sábado, 27 de diciembre de 2014

LA ESPERANZA DEL TÍBET de José Vicente Alfaro


 LA ESPERANZA DEL TIBET

OM MANI PADME HUM “Contempla la flor del loto”.


Esta novela comienza con la repetición de este antiguo mantra y, aunque no deben traducirse, podría resumirse toda la obra en él, ya que los protagonistas tendrán la habilidad de transformar las adversidades y decepciones en éxtasis y felicidad.

El Loto nace en el fango, pero su flor permanece siempre blanca y pura.


LA ESPERANZA DEL TÍBET


Loto, flor inmortal, renacimiento, belleza, libertad para volver a nacer que José Vicente Alfaro ha sabido plasmar con esencia divina durante todo el transcurso de la novela.
No es sabio aquél que permanezca impasible frente a este universo que nos describen.
No somos seres humanos que experimentan la vida, somos la vida que aprende a ver con los ojos del sabio. Una novela increíblemente detallada sin dejar de lado la espiritualidad. La espiritualidad no implica tener una religión, sino dar sentido a la vida. Está en mí, está en ti.

Es un poderoso e increíble libro que vino a mis manos en el momento oportuno, como todo lo que sucede correctamente, igual que cuando aparecen los verdaderos maestros.

Me confieso enamorada de esta filosofía, pero “El que busca refugio en el refugio” me ha elevado como este mantra. Regreso al hogar. Busco refugio entre tus palabras.

Si alguna vez te pierdes y quieres regresar, puedes ascender con esta lectura hasta la cumbre de todas las cumbres de las montañas sagradas y de tu propia alma !!!


LA ESPERANZA DEL TÍBET


Esta novela nos remonta al Tíbet del siglo XIII, bajo la dominación del imperio Mongol. Al Karmapa, máximo representante de Buda “ …se le apagaba la vida … “ Al morir cada Lama, los monjes designaban a su siguiente reencarnación en un niño de corta edad, el Turku. La búsqueda del nuevo maestro ha comenzado. 
La vida de dos niños se cruzarán en el camino. Uno de ellos será destinado a ser nuevo lama.





“No importa cuánto tiempo nos lleve, debemos tener la determinación de seguir el camino hacia la Iluminación” (Dalai L.)

¿Qué importa lo largo que sea el camino cuando es el correcto?
José Vicente Alfaro nos conduce, con exquisitez de palabras, por escarpados y casi inaccesibles senderos en la montaña, por espectaculares paisajes e imágenes milagrosas que sólo un sabio con una tremenda fuerza interior, podría interpretar que algo muy importante sucedería.


La esperanza del Tíbet no es sólo una novela de costumbres budistas, me sorprende una ilimitada historia de corazones divinos y humanos. Corazones en guerra que quieren dominar y corazones en paz que van derramando sus bendiciones como los mares de banderas mecidas dulcemente por el viento, a las que acuden derrotados los corazones maltratados e insatisfechos.

“Casi siempre, la rabia es en realidad una señal de debilidad más que de fortaleza”(D.L)

No he visto ni un atisbo de rabia en los niños ni en los grandes maestros lamas. La paz no es solamente ausencia de guerra.
Me quedo con la dimensión profundamente escondida del corazón y del alma donde uno puede ver aquello que los sentidos no pueden abarcar. Parece que durante toda la novela, nos guía el autor por una serie de lecciones que nos conectan con una sabiduría inmemorial dentro de nosotros mismos.




  La lectura de este libro goza de una gran abundancia no sólo material, sino espiritual. Nos introduce con una delicada e increíble presteza y habilidad en las costumbres y mística budista, sus mantras, banderines, cilindros, caracolas, cuencos y sus túnicas anaranjadas.










El lector imagina, siente, disfruta y se entrega al poder del destino. Nadie que lea esta bellísima historia puede permanecer imperturbable. Obra de ininterrumpida lectura hasta alcanzar la propia transformación, el Dharma.
No miento si digo que nadie querría  salir de allí !!

Gracias José Vicente Alfaro, por esta detallada y enriquecedora lectura. He disfrutado y me he emocionado con la vida nada fácil de los monjes y de los niños, futuros hombres del mañana, la más sagrada semilla de donde nace todo lo bueno, la visión pura y santa, la mano compasiva que conduce, que puede conducir al mundo, la esperanza, no sólo del Tíbet.


LA ESPERANZA DEL TÍBET

NAMASTÉ


Su melodía...

                             

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martes, 2 de diciembre de 2014

Carta a mi amigo Benedetti que está en los cielos


POEMA de María José Feria IN MEMORIAM

Los demás lloran por fuera, yo no.


Carta a mi amigo Benedetti


Porque yo te estimo, compañero.
No me rindo, no me juzgo,
y puedo asistir llorando
como quien llora en un duelo,
como quien lo ha perdido todo
y espera en silencio
a que los tiempos curen heridas
que otros tiempos les abrieron.

Pero nunca me rindo,
aunque me impongan fronteras,
aunque amenacen con miedos,
aunque siempre hay un tiempo
que se empapa de recuerdos…

No me rindo
porque te estimo y te lo debo a ti, compañero.
Y aunque no me pudiera curar ni el tiempo,
ni pueda recuperar la vista
ni calmar el tigre que llevo dentro,
por favor, que cada momento
sea comenzar un día nuevo.

La vida me va enseñando
y cada vez que toco fondo
asciendo reconociendo en mis huesos
lo que va quedando de mi cuerpo,
la enfermedad de los ojos secos.
Secos porque tanto he llorado…
He llorado en la cocina y mientras escribo,
y he llorado mientras duermo.
Será que tanto he llorado
con las lágrimas por dentro,
que inundaron mis venas
e inundaron mis recuerdos,
allá convertidos en mares
ríos y lagos se fueron.

Cuando al mirarme me recuerdes
y otras lágrimas broten a tus ojos ya llenos,
será que tal vez he vuelto
con lo que queda de mi cuerpo,
y si al encontrarme me miras
y yo mirarte no puedo,
recuerda que no me rindo…
Es sólo que tengo los ojos secos.

Carta a mi amigo Benedetti


Su melodía...

                              

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